Es importante recordar que la belleza es eterna, que no tiene tiempo ni lugar, que podemos encontrarla en cualquier parte y en cualquier momento. Las mujeres famosas nos ayudan mucho a darnos cuenta de eso porque hacen que su belleza sea accesible y presente a menudo en el mundo, ponen a nuestra disposición no sólo su belleza, sino también su estilo, su humor y sus ganas de ser vistas. ¡Esto último nos da la oportunidad de hacernos más visibles también! Y aprender a ponernos un poco más "en el candelero" nos enseñará a trabajar nuestra autoestima.
A veces algunas actrices o influencers se muestran y revelan sin la "cobertura" del maquillaje y nos hablan de un deseo de "normalidad", de un deseo de auténtica conexión con otras mujeres del mundo, de un anhelo de compartir un mensaje de valor. Mostrarse y ser vistas en público tal y como son en realidad es un nivel de libertad que han conquistado con el tiempo. De hecho, muchas actrices y famosas están a menudo vinculadas por contratos que regulan su exposición a los medios de comunicación, limitaciones ligadas al hecho de que las fotografías deben mostrarlas siempre con un determinado nivel de maquillaje. La elección de relacionarse con el público incluso con su rostro "real" les ayuda a expresar un concepto de belleza más genuino, más real. Para poder permitirse esta libertad, hay que haber trabajado mucho la autoestima y también haber desarrollado mucho control interno, una especie de distanciamiento de la crítica externa, que siempre estará ahí y que será más dura y áspera cuanto más se exponga quien lo haga de acuerdo con su yo, y quien critique lo hará porque inconscientemente sabe que no tiene la misma fuerza interior.
Aprecio mucho a las celebridades que en la madurez se exponen con naturalidad, dejando que sus años, sus heridas, las marcas de su sufrimiento pero también sus éxitos y su experiencia, se muestren a través de su piel, de la expresión de su rostro y de su cuerpo. Nos enseñan a aceptarnos y apreciarnos, a hacer las paces con nuestro juez interior, a tener respeto y sentir amor por nuestro ser biológico, sin mascaras, ni artefactos.