El ser humano está en un camino de evolución continua e imparable, lo que sin duda es muy positivo, pero nos lleva a cuestionarnos quiénes somos, cuál es nuestro propósito en la vida, cuáles son nuestras metas y con quiénes compartimos el viaje.
Creo que esta es la razón de la "vuelta a la espiritualidad" en la que se refugian muchos jóvenes hoy en día.
No lo veo como un renacimiento de la nueva era, sino más bien como una respuesta a la necesidad de muchos de encontrar bienestar, serenidad interior, paz mental y mejores relaciones. Estos son los motores que consciente o inconscientemente impulsan a las personas a buscar, a través de la espiritualidad, algo más auténtico y profundo, algo que sea bueno para el alma y el cuerpo de forma relevante.
La Nueva Era ha sido una corriente de pensamiento importante y fuerte, que ha involucrado a muchas personas, pero que me temo que ha llevado a reflexionar poco sobre el verdadero mindfulness y la presencia.
Los libros de autoayuda, la meditación, el mindfulness, los caminos de crecimiento personal e interior, si se hacen bien, llevan al individuo a comprenderse a sí mismo y a vivir mejor "el aquí y el ahora", sin depresiones por el pasado ni ansiedades por el futuro; los caminos bien hechos nos guían al descubrimiento de nuestros talentos y nuestros descarrilamientos, ayudándonos a comprender que somos lo que pensamos y que somos nosotros los que creamos nuestro futuro con las acciones y los pensamientos de cada día.
Al abordar todo esto, los jóvenes tienen ciertamente una ventaja, tienen menos superestructuras y malos hábitos que combatir, a diferencia de los "adultos" que han almacenado durante años relaciones, formas de vivir y costumbres poco coherentes con su verdadera esencia.
Estoy profundamente convencida de que la espiritualidad es el camino correcto, siempre que se tome de la manera adecuada y con total respeto por uno mismo y por las personas que uno ama. Hay que saber decir que No a las limitaciones y caminos que no se basan en la conciencia, a las prácticas impuestas que no respetan la naturaleza del practicante.
Hay que aprender a decir que Sí a los caminos basados en el autoconocimiento y la conciencia, a las prácticas que desarrollan el corazón y la compasión.
En la espiritualidad no hay un solo camino correcto, hay muchos caminos adecuados para cada uno de nosotros cuyo objetivo final es la integración del yo con la Chispa Divina dentro de cada uno de nosotros.
"Cada uno puede decidir seguir su propia evolución al ritmo que considere más adecuado para sí mismo, pero hay que saber que, tanto si se tiene un ritmo rápido como si parece que estamos parados, la humanidad avanza inevitablemente hacia la evolución".
-Loretta Zanuccoli