Cómo cultivar tu "Smart Beauty/Belleza Inteligente" con los consejos de la coach de belleza y estilo Elisa Bonandini
Estamos acostumbrados a pensar que alcanzando unos estándares de belleza distintos a los nuestros nos volvemos "más bellos", siguiendo lo que los medios de comunicación, el marketing y la sociedad nos muestran como modelos de referencia. Pero hoy nuestras conciencias están despertando y fenómenos como el body positive, la moda inclusiva, la belleza sin género, el greynaissance y la silver revolution, nos recuerdan que no sólo existe la perfección y la juventud brillante de las revistas de moda, sino también una imperfección sana y natural que ¡es sin duda alguna hermosa!
La perfección no existe... ¡y nosotros también estamos hartos de perseguirla!
Los modelos de referencia, retocados por el photoshop, se han cansado y cada vez somos más conscientes de que la persecución de un abdomen esculpido o de una piel de muñeca de porcelana es una práctica frustrante y sin sentido, que no aporta alegría y bienestar sino una insatisfacción perpetua que se alimenta de no sentirse nunca a la altura. Las empresas de belleza y moda empiezan a darse cuenta de ello y modernizan su comunicación proponiendo campañas publicitarias más inclusivas en las que no sólo aparecen adolescentes perfectas, sino también modelos con curvas, mujeres mayores, transexuales y personas con discapacidades o alguna imperfección física. La mayoría de influencers muestran despreocupadamente sus imperfecciones y fragilidades, algunos han construido sus fortunas en base a ello, porque los seguidores hemos desarrollado el radar para los fakes, y apostamos por la verdad desnuda y sin tapujos y la premiamos con amor incondicional a golpe de likes.
Smart Beauty: ¿presumes de Belleza Inteligente?
Seamos claros, querer verse más bello y en forma es una necesidad biológica de la naturaleza humana, es un instinto positivo que hay que complacer y cultivar, porque la búsqueda de la belleza y la armonía, en todas sus formas, nos nutre, nos satisface y nos hace evolucionar. En este nuevo escenario, el concepto de belleza inteligente se cuela en nuestras mentes, y aquí se habla de características y no de defectos, de singularidad y no de homologación, de acogernos y no de rechazarnos. Cada uno de nosotros puede mejorar y sacar a relucir su potencial de imagen si somos conscientes de nuestros rasgos y sabemos cómo tratarlos estéticamente: el hecho es que estamos demasiado centrados en lo diferentes que nos gustaría ser y nos perdemos lo que es bello y único en nosotros.
Armonizar la imagen: ¿por dónde empezar?
Hay cuatro aspectos que conviene cuestionar para saber si se está potenciando o penalizando: el uso de los colores, el look de belleza (corte de pelo, barba, maquillaje y gafas), la forma del cuerpo y el estilo. Como escribí en m libro Smart Beauty "conseguir una imagen agradable y armoniosa no es abstracción, capricho o azar, sino método. (...) Las imágenes tienen reglas de composición, como una sinfonía musical, una fórmula matemática o un compuesto químico. Saber dominar estas reglas significa conocerse mejor a uno mismo, saber qué elegir para uno mismo sin dejarse influir por lo que los medios de comunicación y la moda alimentan indiscriminadamente, y tener más confianza cuando alguien critica nuestro aspecto".
Dime qué colores llevas y te diré quién eres
Cuando nos vestimos de color, emocionamos: el color tiene ese poder, el de atraer y encantar. Los colores, cuando se usan, sirven para guiar la mirada hacia el rostro, que es el gran protagonista de nuestra comunicación. "Cada uno de nosotros tiene una familia de colores que emula nuestras características cromáticas naturales: estos colores son como un eco de esas características y tienen el poder de hacer la imagen más armoniosa y bella. (...) El color es un fenómeno tanto físico como fisiológico, psicológico y comunicativo. Nuestra imagen se compone de colores, y al combinarlos con otros colores de ropa y accesorios, reaccionamos positiva o negativamente", como explico en Smart Beauty. Solo tenemos que ser conscientes de qué familia de colores está en armonía con nuestro subtono y tipo de color para un uso estratégico del color a nuestro favor.
El rostro: el centro de toda comunicación
Además de los colores, en el rostro vemos líneas, formas y volúmenes que pueden "repetirse" en los cortes de pelo y la forma de las gafas, para amplificar un rasgo o "contrastarse" para camuflarlo. Conocer el patrón de líneas de la cara y su forma ayuda a la hora de elegir el corte de pelo, el maquillaje o las gafas de barba y los accesorios. He acuñado una definición para describir el arte de hacer que un rostro sea armonioso, que es "estilizar el rostro". Al igual que componemos conjuntos armoniosos según nuestra complexión, podemos hacer lo mismo con nuestro rostro a través de líneas, formas y colores. Nuestra cara es nuestra tarjeta de visita más convincente, vale la pena entender cómo crear el enfoque correcto hacia ella.
Cuerpo y estilo: ama tu físico, reálzalo con tu estilo personal
El estilo personal es "la capacidad de una persona para transmitir su personalidad y su sentido estético a través de un look siempre reconocible, que le hace sentirse cómodo", esta es la definición del concepto de estilo que uso en Smart Beauty. Tener estilo significa saber realzar el propio cuerpo tal y como es, porque el cuerpo, al igual que el rostro, está formado por líneas, formas y volúmenes: sólo hay que ser consciente de ellos y saber tratarlos con los trucos de estilismo adecuados. Hay diferentes maneras de crear tus conjuntos, trabajando con líneas verticales y diagonales, por ejemplo, las que se estilizan, o con líneas horizontales que "rellenan" donde se necesita. Los motivos redondos o geométricos cambian la percepción de las zonas del cuerpo sobre las que se colocan, al igual que los tejidos pueden cambiar la percepción del volumen.
Para saber más sobre estos temas y empezar a mejorar tu imagen desde ya, lee Smart Beauty, una guía de belleza y estilo práctica y útil para tomar conciencia de tu potencial estético y de comunicación.