Empecemos con una definición de "Positividad Corporal": una ampliación de las definiciones tradicionales de lo que significa alcanzar el yo ideal y difundir imágenes más allá de las de los estándares de belleza culturalmente aceptados (pero casi siempre inalcanzables) para incluir a quienes no formaban parte del grupo de consumidores satisfechos.
El Body Positivity es, sin duda, una tendencia positiva y poderosa junto a la inclusión de la belleza en todas sus formas y la igualdad de género. Todos los movimientos modernos que tienden a aplanar las diferencias entre las personas en términos de privilegios, pero que al mismo tiempo valoran y dan sentido a las infinitas diferencias y facetas del fenotipo humano.
Durante demasiado tiempo, la sociedad ha puesto etiquetas estériles a las personas (bajito, gordo, con celulitis, feo, viejo…), destinadas únicamente a definir una pequeña élite de personas que representaban lo bello y lo justo, perdiendo incluso de vista quiénes definían esas mismas reglas.
La inclusión es importante tanto para reconocer que todo el mundo es diferente como para celebrar esa diversidad, reconociendo al mismo tiempo que somos más parecidos que diferentes. Todo el mundo debe ser capaz de sentirse y reconocerse como especial y único, al tiempo que es consciente de que pertenece a una comunidad más amplia y colectiva, el ser humano.
Es importante reconocer nuestra diversidad al tiempo que nos damos cuenta de que somos uno con los demás, que estamos todos juntos y compartimos espacio vital, el planeta Tierra.
Como siempre, lo más "peligroso" es que perdamos el sentido común. Por ejemplo, perdemos de vista el límite entre la forma saludable de un cuerpo y un cuerpo realmente saludable.
O perdemos de vista el sentido propio y natural del envejecimiento, del paso del tiempo, de que el cuerpo tiene sus propios tiempos y estaciones, como la naturaleza.
En cuanto a mi experiencia más clínica con los pacientes, tengo que decir que, por desgracia, los iconos de la positividad corporal son todavía demasiado escasos y sólo los conoce un nicho más informado y moderno de la población.
Muchos de mis pacientes no ven la posibilidad de mostrar su cuerpo, que perciben como no bello, de una manera natural y libre. De hecho, recordemos que los primeros límites, y también los más fuertes, son los que nacen en nosotros, los que heredamos pasivamente de nuestros padres, los que sufrimos directa o indirectamente en la infancia de nuestros familiares y, en la adolescencia, de nuestros amigos.
Veo en el camino, en los ojos de la gente, todavía una crítica muy "feroz" a quienes exhiben u ocultan su belleza no estándar, no estereotipada. Pero ya se sabe, el ser humano inconsciente vive creando chivos expiatorios en los que descargar su ira y frustración, y así las personas más frágiles y expuestas pagan las consecuencias.
Aceptarnos a nosotros mismos es el primer paso real hacia la autorrealización, hacia una vida verdaderamente vivida en el buen sentido, es el primer acto real de amor que nos debemos, para no permanecer siempre víctimas y prisioneros de la necesidad de que el otro nos ame. Cuántas mujeres viven atrapadas en atormentadas relaciones de amor y amistad sólo para cumplir con esa primera exigencia del amor a la que nadie puede escapar: el amor propio.
Con demasiada frecuencia, la vara de medir que utilizamos para nosotros mismos es una mera comparación, la mayoría de las veces en nuestro propio detrimento, que hacemos sin compasión hacia nosotros mismos. Amémonos a nosotros mismos y mirémonos en el espejo con la alegría y la compasión que emplearíamos con un cachorro, tenemos todo el derecho a hacerlo.
No vivir bien en el propio cuerpo, forma, color, sexo, peso, ... significa "no vivir bien" en ningún sentido, significa luchar por encontrar un hogar en el mundo, significa luchar por encontrar las relaciones "adecuadas" para nosotros.
El cambio está al alcance de todos, cada día, somos nosotros y sólo nosotros los que podemos y debemos decidir qué queremos cambiar en nosotros mismos y en nuestra vida.
¿Un truco? ¡No empecemos con los grandes retos, acostumbrémonos al cambio con pequeños gestos en nuestro día a día, generando así una ola positiva que siempre trae más cosas nuevas!
Las influencias negativas, las comparaciones están a la orden del día y las influencers más seguidas a nivel mundial son iconos de belleza irreal, publican a diario fotos tomadas por profesionales, retocadas por profesionales, instantáneas y selfies que parecen tomadas al azar y sin estudio son, en cambio, el resultado de una planificación en redes sociales por parte de un equipo de prestigiosos profesionales.
Hoy en día, lo social influye en todo, los estándares de belleza, la riqueza, ser una buena madre, la pretensión de ganar dinero sin trabajar.
Tenemos que aprender, sobre en un periodo como el que estamos viviendo, a tomar más conciencia de nuestra vida, de nuestros objetivos, de lo que nos mueve y de lo que nos motiva.
Especialmente en los casos en los que la comida actúa como una acción compensatoria, será muy importante tratar de entender qué situaciones, por ejemplo, son las que más desencadenan nuestra hambre, qué valor le damos a la comida y a qué situación emocional/relacional la vinculamos. Comprender esto nos permitirá entendernos mejor a nosotros mismos y, por tanto, ser menos víctimas del habitual mecanismo de crítica/culpa.
Si somos especialmente sensibles al juicio de los demás, quizá sea mejor no hacer demasiada publicidad del hecho de que estamos a dieta o empezamos a ir al gim. Sus comentarios podrían hundirnos antes de comenzar.
También es muy importante tener un número suficiente de razones por las que vamos a seguir nuestro propósito, tenemos que repetirlo a menudo, y deben ser razones de las que estemos muy convencidos.
Debemos encontrar una verdadera motivación interna y profunda. ¿Por qué queremos perder peso? ¿Lo hacemos sólo por una razón estética? ¿Lo hacemos, en cambio, por una razón de salud? ¿Lo hacemos por nosotros o porque sentimos que tenemos que hacerlo por los demás, por ejemplo, por el marido/esposa?
Responder a estas preguntas parece una obviedad, pero en cambio es esencial para tomar la decisión correcta, son las motivaciones detrás de las elecciones las que nos mueven a realizar nuestros objetivos.
Además, es sacrosanto y muy importante entender por qué elegimos ponernos a dieta, porque en el 99% de los casos si lo hacemos por otra persona fracasaremos o al menos será un camino mucho más difícil.
También tratamos de entender cuál es nuestro objetivo y, sobre todo si es un objetivo grande, tratamos de dividirlo en pequeños pasos, será más fácil de gestionar y más natural. También podemos ayudarnos de imágenes de referencia que nos ayuden a visualizar nuestro objetivo, pero ¡cuidado! No elijamos modelos imposibles de alcanzar, si nos caracterizamos por un físico típicamente mediterráneo, no aspiremos a estereotipos fibrosos y andróginos, busquemos imágenes de modelos que representen más o menos nuestra edad y prefiramos figuras enteras, en las que se vea todo el cuerpo.
Combinar los periodos de dieta con periodos en los que nos cuidamos de forma placentera de otras maneras es súper importante, así que bienvenidos sean los masajes, los entrenadores personales, los tratamientos de belleza, los momentos de relax, ... Esto nos ayudará a desencadenar menos el efecto mental de la privación y nos motivará a cuidarnos en general.
Igualmente lo más importante del movimiento de positividad corporal es intentar encontrar en cada época y talla de nuestra vida lo positivo, lo que nos favorece y hace bien. Vernos con ojos indulgentes y cariñosos nos ayudará a aceptar todas las estaciones de nuestro cuerpo con sus pesos y ligerezas.